
ALKYMIST – Sanctuary (ALBUM REVIEW)
Tal parece que los sonidos ligados al post metal y a esa hermosa y a la vez venenosa fusión entre este género y el doom metal nos seguirá azotando durante este 2020. En los tiempos que vivimos, agradecemos con especial cariño que se nos entreguen obras de arte esculpidas con tales ingredientes, como el álbum que les ofrecemos hoy, dada a luz por los daneses ALKYMIST (Qué bella palabra para bautizar a una banda de este estilo) quienes nos sorprenden gratamente en este, su segundo larga duración lanzado bajo el alero del sello Indisciplinarian, luego de un año y medio de haber lanzado su álbum debut homónimo. Como banda, vienen cultivando su música desde el año 2016 y está compuesta por Peter Bjørneg en las voces, Stefan Krey en las guitarras, Kaspar Luke en el bajo y Philip Kjær Morthorst en la batería.
Como en el disco debut, esta nueva colección de canciones fue grabada y mezclada por la banda junto con el productor Lasse Ballade (Orm, Slægt, Solbrud), mientras la masterización estuvo nuevamente a cargo de Brian Mørch Hansen y el layout y arte de tapa fue realizada por Anders Kidmose, la cual es bellísima y totalmente ad hoc a la música desplegada.
Pues bien, ¿A qué suena este “Sanctuary”? En ocho canciones, de las cuales tres son pequeñas viñetas musicales o interludios rebosantes de belleza y contemplación, se nos presenta una adictiva fusión entre un doom/sludge de la nueva escuela con ciertos pasajes más contemplativos, propios del post metal pero sin tanta exuberancia técnica. Como referencia, tomen el sonido desarrollado por Paradise Lost en sus discos “Gothic” (Peaceville, 1991) y “Shades of God” (Music for Nations, 1992) pero con mejor sonido y calidad de producción, con Triptykon y October Tide, con trazos de ese post metal contemplativo cultivado por Isis en su álbum “Panopticon” (Ipecac, 2004). La voz es principalmente carraspeada, los ritmos son principalmente lentos o de medio tiempo, un bajo colosal que a veces emerge hacia a la superficie liderando la canción como en “Draugr” pero que siempre está donde debe estar, marcando la pesadez y los pulsos en el lugar preciso. Las guitarras son en este álbum las que cobran protagonismo, con un trabajo excelente por parte de Stefan Krey, creando verdaderas líneas melódicas en la guitarra líder – a veces agudas a la par de disonantes, otras veces insinuando solos gilmourianos pero nunca asomándose hacia la luz – en tanto crea texturas entre gancheras y profundas en la sección rítmica. La diferencia que establece Alkymist con otras bandas es que, para tratarse del segundo disco, muestran una cohesión pocas veces vista en todos sus engranajes: pese a lo antes dicho sobre las guitarras, todas las piezas de la banda trabajan en beneficio de cada canción, del arte musical que crean y el sentimiento que buscan general tanto instrumentalmente como en sus líricas: Aquí no hay solos de guitarra estratosféricos, quiebres de batería en la usanza del rock progresivo o lisa y llanamente exhibicionismo instrumental: no, aquí lo que importa es la canción: música, letra y sentimiento. No más pero tampoco menos.
Siguiendo con la disección de la guitarra de Alkymist, es curioso que la afinación que usen los delaten como nórdicos: estos muchachos son daneses, y eso se nota a kilómetros puesto que las guitarras “crujen” tal como las que escuchamos en bandas como October Tide (proyecto de los hermanos Norrman, ambos ex-Katatonia) o los ya nombrados Triptykon (banda death/doom/sludge fundada por Tom Angel Fischer, ex- Celtic Frost y HellHammer). Como verán, pese a su corta vida la calidad de sus composiciones se equiparan a bandas consagradas como éstas. Afortunadamente, tienen el potencial para diferenciarse de sus influencias, con detalles tales como el esfuerzo en crear interludios interesantes, ayudados por sintetizadores que logran mantener la atención y la tensión anímica. (Me recordaron a los interludios de Tool en el disco “Lateralus” – Volcano Entertainment, 2001).
Las líricas, pese al nombre de la banda, no se valen de terminologías rebuscadas o simbolismos indescifrables: utilizan sólo inglés vernáculo y las letras, bastante sencillas, giran en torno al cuestionamiento metafísico, la búsqueda del alma y sus incesantes desvaríos y batallas por la trascendencia, la fuga mental y cerebral y, en última instancia, la búsqueda para lograr la redención del espíritu y la carne.
De esta suerte, canciones como “Oethon”, “Desolated Skies” y “Astral Haze” – estas dos últimas rozando los diez minutos de duración – nos acribillan con un exquisito post/doom pesado pero con una inusitada belleza en las melodías principales de las guitarras de Stefan. La voz de Peter quizá sea monótona a lo largo del opus, pero fue capaz de calzar el fraseo en los momentos justos, lo que te motiva a cantar/gritar junto con él. Es increíble como logran crear riffs gancheros pero a la vez solemnes e intensos. Temas más dinámicos son “The Dead” y “Draugr” (este último, lanzado como single en marzo) que pisan el acelerador a la mitad manteniendo la fuerza y tu atención. Los interludios “S.O.Y.” (Bellísimo y desolador arpegio guitarra adornado con una cortina sintetizada de fondo, que haría palidecer a Gregor Mackintosh (Paradise Lost), “Gust of War” y el outro “Warkeeper” sirven de bocados entre tan extensos temas.
En suma, si eres fan de este estilo y gustas de las bandas antes nombradas, dale la oportunidad a Alkymist que te encandile con su propuesta. En mi caso particular, no ha parado de sonar en mi reproductor. Aprovecha de escuchar su material previamente lanzado – toda su discografía se encuentra disponible en Spotify – y si eres de los más old school, Indisciplinarian sacó una edición limitada en cassette. El cover art de hecho dan unas ganas enormes de conseguir la edición en vinilo. ¡Excelente trabajo Alkymist!

Lanzamiento: 01-05-2020
Sello: Indisciplinarian
Calificación: 9 / 10
Album Review: .:G_ Radaghast B.P.
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