
KHAIMA – Owing To The Influence (ALBUM REVIEW)
Por .:G_Radaghast B.P.
El año 2000 le dio la bienvenida a la diversificación de una serie de estilos y subgéneros del rock y del metal, todos eclipsados por el éxito comercial y la atención de los medios concentrados en lo que se conoció como garage revival, encarnado en bandas como The White Stripes, The Strokes, The Hives, Yeah Yeah Yeahs, etc. Mientras los otros movimientos musicales no paraban de crecer y expandirse, ajenos a la visibilidad mainstream, la escena del rock alternativo que había sido justamente “lo mainstream” durante los noventa, se trasladó al underground, a excepción del reconocimiento y éxito comercial conseguido por Tool con su magnífico “Lateralus” (Volcano II/Tool Dissectional) el 2001, y sus alumnos más famosos en dicha época, Staind.
De los 2000 en adelante, son muy pocas las bandas que se hicieron conocidas creando música que pudiéramos catalogar como “rock alternativo” – con todo lo variable y subjetivo que tiene este término – recordando en este momento a grupos como Travis, Chevelle, Stereophonics y Dredg. Tool nos entregó el “10.000 days” el año 2006 y no tendríamos un disco nuevo sino hasta 2019. Por eso resulta tan curioso que sólo durante este 2020 hayamos descubierto cuatro bandas que fácilmente las hayamos reconocido como cultoras del mejor rock alternativo de los noventa: ME & MUNICH (review aca), BLACK ORCHID EMPIRE (también les hicimos review), HUANASTONE (review aquí) y ahora es el turno de KHAIMA.

Nacidos el año 2013 en la ciudad alemana de Saarbrücken, por la unión del cantante Sven Hill, el guitarrista Toufik Bougherara y el baterista Markus Scherer, se hicieron acompañar por el bajista Jo Rauber en el 2015 y el tecladista Andreas Becker en el 2019. Después de su EP “Khaima” lanzado el 2016, la banda por fin ha podido grabar y lanzar su álbum debut “Owing To The Influence” con Mike Balzer como productor y diseñador gráfico (también miembro y productor de la banda Flares) y con la masterización de nada más y nada menos que el baterista de los gloriosos Cult Of Luna, Magnus Lindberg, quien ya ha trabajado previamente con bandas como Refused, Dool y Russian Circles. Este debut fue lanzado oficialmente el pasado viernes 30 de octubre a través de Barhill Records.
El título del álbum, traducido en español como “Debido a la influencia” no puede ser mejor. Es un disco buenísimo, cautivante y que te engancha a la primera – si es que gustas de las bandas antes dichas – pero, y el gran pero que tiene este álbum, es que justamente remite demasiado a TOOL y a SOEN. Si bien la banda cuenta con la habilidad técnica suficiente para lograr un sonido propio, la forma en que estructuraron sus canciones es demasiado similar unas con otras, abusando de los ritmos impares o compases compuestos: casi todo el disco está escrito en 5/4, 3/4, 7/8, etc. Escuchen “Partisanchip” y comprenderán lo que digo:
La voz de Sven si bien es similar a la de William Duvall de Alice In Chains – y canta con la métrica similar de Maynard James Keenan de Tool – no desagrada, aunque puede darle mayor amplitud y sacarle más partido a su oído para calzar las letras con la música. Se escucha casi siempre forzada. Toufik en la guitarra imita la técnica de púa y rasgueo de Adam Jones a la perfección, pero igual satura con el abuso de marcar los tiempos con dos cuerdas (Recuerdan el inicio de “The Patient” del “Lateralus”? Ese tipo de rasgueo). Como herederos de las bandas antes nombradas, el bajo de Jo tiene un rol y una presencia fundamental, muy extrovertido con el sonido fuerte de las cuerdas contra el puente, tal y como Tool e Isis lo popularizaron. La batería de Markus sigue esta especie de “manual de instrucciones” como debe ser, marcando fielmente los tiempos ya referidos y agregando acentos en los platillos, pero sin muestras de excesivo talento. Finalmente, los teclados de Andreas cumplen su rol de acompañar y crear interesantes paisajes de fondo.
En “Parasomnia” oímos una melodía no cortada y a Sven cantando, al menos durante las primeras estrofas. El siguiente track, “The Fox and The Grapes” exhibe un sonido más accesible, un coro memorable y momentos de percusiones indias, razón por la que fue escogida como uno de los singles del álbum, sin que por ello “escape a las influencias” ya latamente referidas. “Le Hirak” es un interludio de guitarra y voces sampleadas que cumple con su objetivo de mantener la atención. “Collidoscope” tiene un arranque un tanto más progresivo, es un track más lúdico y que por fin descansa de la métrica impar.
Los últimos tracks, “Extrapolation” y “Sulpiride” remiten a lo escuchado en las primeras dos canciones: compases compuestos, melodías orientales en guitarra y un teclado que colorea el fondo con afán cinemático. Tanto “The Fox and The Grapes” como “Extrapolation” se alzan como las mejores del álbum.
Nunca, un álbum que rememore a Tool y las demás bandas antes nombradas va a ser una pérdida de tiempo. Lograr ese nivel de cohesión grupal habla de un nivel de ejecución y composición superlativo, que pocos artistas tienen. Sólo necesitan ofrecer mayor variación en la estructura rítmica y que Toufik relaje sus dedos y descanse de crear estos arpegios tipo mantra a los que Tool nos volvió adictos. Miren el caso de Soen, que partió con un álbum debut muy al debe del sonido de Maynard y los suyos pero que luego lograron “salir de la sombra” de dicha banda, disco a disco, hasta conseguir una identidad propia. Para ser su álbum debut se les perdona “ceder a la influencia”, veremos más adelante si la banda logra salir de ella bajo sus propios términos.
Calificación: 8 / 10

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