HELLOWEEN – Helloween (ALBUM REVIEW)
Por Marlen Proenza, Gentileza: Nuclear Blast
Pocas cosas son tan peligrosas como las expectativas demasiado elevadas con respecto a algo, a lo que sea. Cuando se esperan resultados de niveles demasiado altos, en cualquier ámbito, se corre un riesgo enorme, y casi seguro, de no agradar del todo. Si además, la expectativa viene respaldada por una campaña intencional, la cosa se pone aún más seria: no sólo no se está pidiendo precaución, se está incitando a prescindir de ella.
Por estos motivos, el álbum homónimo de la banda más respetada y venerada del Power Metal es, sin dudas, el disco más esperado del año: con ansias desmedidas por los fanáticos, la crítica y la industria, y con cierta malicia por los detractores de todo, especie cada vez más común en la música en particular y en el mundo en general.
Es que esta suerte de campaña masiva de atención no empezó hace dos días. La mega gira Pumpkins United, su posterior registro audiovisual United Alive, constante publicidad en redes sociales y medios especializados, han sido una suerte de planeado bombardeo de información, que, claramente, perseguía como fin un gigantesco aumento de expectativas: en el Power Metal, hace meses que no se habla de otra cosa.
A todos estos importantes detalles, hay que sumarle el factor más determinante de todos: el prestigio de la banda. No estamos hablando de una “banda buena”, estamos hablando de quienes sentaron las bases de lo que hoy entendemos como Power Metal, los que, fundadores o no del género, determinaron hace más de tres décadas cómo iba a hacerse en el futuro (cosa que, al 2021, no ha cambiado)
Semejante combo constituía un cúmulo de riesgos tan alto, que la enorme mayoría no se atrevería a tomar, pero ocurrió lo mejor de todo: Helloween lo hizo de nuevo. Con creces, los históricos alemanes han superado la prueba autoimpuesta, despachandose con uno de los mejores trabajos de su carrera.
Sí, algún detractor va a aparecer, señalando detalles que tal o cual banda hizo mejor (incluyendo a los propios Helloween, en algunos de sus trabajos icónicos), pero el primer detalle a destacar del álbum ya echa por tierra cualquier crítica: escasisimas veces en la historia de la música ha ocurrido la edición de un disco compuesto exclusivamente por himnos de su estilo. Estamos frente a uno de esos hitos históricos.
La totalidad de las canciones incluidas en Helloween son auténticos himnos de su estilo, de esos que, si bien se disfrutan en un dispositivo electrónico, no dejan de imaginarse en un show multitudinario, coreando con lo que quede de garganta, abrazado a amigos y desconocidos.
Desde el magnífico comienzo con Out For The Glory, una canción que comienza algo rara al oído, pero rápidamente se hace amigable y pegadiza. A la primera escucha, ya trae reminiscencias inevitables a ambos Keepers, se siente casi que como un viaje en el tiempo. El protagonismo vocal de Kiske aquí se celebra, su voz está intacta, de veras, ese señor no está enterado de que su supuesta “época dorada” fue hace más de 30 años, por un motivo muy simple: ciertamente, su época dorada es hoy.
Fear Of The Fallen, sin dejar de ser fantástica, cambia un poco la propuesta, no mantiene la intensidad de su predecesora. A cambio, trae un tremendo destaque en el sonido de las guitarras. La dupla Kiske-Deris funciona aquí como algo completamente natural, no suena a una “reunión de vocalistas”, sino a algo orgánico y auténtico.
Best Time es una de las grandes destacadas, dentro de un trabajo en que cuesta destacar. Yo le llamo a este tipo de obras maestras “canciones de cierre de show”, creo que todos pueden entender a qué me refiero. Es de esas canciones que se quedan en la memoria a primera escucha, y a consciencia de que permanecerá allí siempre. Además, es, posiblemente, el track más funcional a Andy Deris de todo el trabajo, permitiéndole lucirse de forma extraordinaria. Si alguien preguntara qué es el Power Metal, yo le haría escuchar Best Time.
Mass Pollution trae consigo el primer cambio significativo en el sonido de este Helloween; más orientado al heavy metal. No se puede pasar por esta canción sin destacar las maravillas que hicieron aquí con las guitarras, en especial, los solos. La variación estilística se agudiza en Angels, que recuerda mucho más a las grabaciones más recientes de la banda. Esta es una canción un tanto menos accesible que las demás, más compleja, incluso cambiante en sí misma, y es la única en el disco en que todos los miembros de la banda logran lucirse en su interpretación, sin destaque de ninguno en particular.
Pero las rarezas duran poco en este trabajo, y, tanto Rise Without Chains como Indestructible retoman el clásico Power Metal ochentoso que esperábamos y obtuvimos de este álbum. Ambas son típicos ejemplares de éxitos de Helloween: rápidas, optimistas, pegadizas, con riffs inolvidables. Toda la receta completa. La combinación de los tres vocalistas sólo mejora el producto final. Además, Indestructible, sin llegar a la calidad de Best Time, también califica para canción de cierre de show; tiene todo lo necesario. Es a esta altura del album, que comenzamos a preguntarnos cómo se las ingeniaron para incluir tanto material representativo en un disco sólo.
Robot King es, junto a Angels, la otra canción algo distinta del disco. Es, tal vez, la mejor exponente en desempeños vocales, y, aún así, lo más destacable en ella es que tiene largos y bellísimos tramos instrumentales. Las dos canciones aquí mencionadas están, por si fuera poco, estratégicamente ubicadas para generar un cambio notorio, pero nada agresivo en el sonido general del disco (confirmamos, no se les escapó ni un detalle en esta magnífica obra)
¡Qué poco dura el respiro! Cyanide, noveno track de Helloween, vuelve a calificar para himno, para canción de esas que sonarán aún dentro de muchos años. Y se trata de una canción relativamente sencilla, pero muy efectiva, representativa de aquel Helloween de hace unos 30 años. Ya a esta altura, además de bueno, el trabajo suena emotivo, porque, a pesar de tratarse de material inédito, es tan fiel al sonido Helloween de todas sus etapas, que eriza, como mínimo, a los fanáticos.
Down in the Dumps es el track más heavy metal de los 12. Pero heavy metal de estructura clásica, de esos de los que no hay mucho que decir. Sencillamente, el sonido más pesado aporta positivamente, era lo único que faltaba cubrir en un disco que, aunque sólo trae material inédito, todo el tiempo se disfruta como un compilado de éxitos.
La intro instrumental Orbit, bellísima, da lugar a una canción que, sin lugar a dudas, y como tantas anteriores en la carrera de Helloween, hará historia en su género. Aunque habíamos conocido una versión reducida de Skyfall (que presentamos aquí hace unos meses), no imaginamos que era para tanto. La compleja, extensa y pretenciosa composición de Kai Hansen es, en cuestiones técnicas, una de las mejores de la discografía de la banda. Es una canción con enorme variedad, llegando a la mezcla de estilos en sí misma, y recordando las mejores épocas de Hansen en todos sus proyectos conocidos. Un verdadero broche de oro que, además, tiene un excelente video, que incluimos a continuación:
Por si fuera poco, varias ediciones del álbum incluyen hasta 4 bonus tracks. Las ediciones físicas son variadisimas entre sí, todas con creativas propuestas estéticas (para adquirir alguna, o varias, pueden visitar la Tienda Oficial de Nuclear Blast, que realiza envíos a todo el mundo) Aún ignorando el contenido musical, el brillante artwork ideado y realizado por Eliran Kantor vale más que lo que pagarán por cualquier ejemplar del disco.
En resumen: El pretensioso y esperado Helloween llegó para volver a confirmar al actual septeto alemán como la banda más destacada dentro de su estilo. Con un sonido moderno y cuidado, pero sin traicionar por un sólo instante las raíces del Power Metal, que ellos mismos establecieron hace casi cuatro décadas, lograron un material original y diverso, que, con seis meses de anticipación, se dirige a paso firme al puesto de mejor disco del año.
Calificación: 9.6/10
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