AD INFINITUM – Abyss (ALBUM REVIEW)

Ad Infinitum inicialmente surgió como una idea para ser un solo project de Melissa Bonny —inspirado y extraído de una frase en «March of Mephisto» de Kamelot—, pero ésta escaló al concepto de banda una vez que la suiza se vio en la necesidad del apoyo de un guitarrista, baterista y bajista al no saber tocar esos instrumentos. El proyecto se pudo concretar a través de un crowdfunding y actualmente se conforma de Melissa (en la voz), Niklas Muler (en la batería), Adrian TheBenvitz (en la guitarra) y Korbinian Benedict (en el bajo). Melissa –sin embargo— es también la principal compositora y productora de la banda.

El cuarteto en sus 6 años de trayectoria ha lanzado cuatro álbumes de estudio que conceptualmente (hasta donde sabemos) concretarán dos trilogías: Chapter I: Monarchy (2020), Chapter II: Legacy (2021) y Chapter III: Downfall (2023) son aquella primera [trilogía] –que en sus letras aborda historia y fantasía. Abyss (2024) –el cuarto y más reciente trabajo publicado el 11 de octubre– es mientras tanto, la primera parte –más oscura– de lo que luego se extenderá como la segunda trilogía, cuyo enfoque se abrazará de experiencias personales y emociones propias. Surface (-) y Elyssium (-) serán las secuelas. 

Si bien la estructura y paleta cromática mantiene cierta coherencia a lo largo del catálogo actual, es interesante –u oportuno– como el particular cuerpo de Abyss potencia en su máximo esplendor la variedad de influencias que la líder conserva desde pequeña en un diálogo entre lo melódico, el pop, el metal y sutilezas del djent, sólo dejando de lado el elemento sinfónico de los tres capítulos anteriores y así –idealmente– dando mayor protagonismo a cada músico y su instrumento mientras se propone un sonido más puro y directo.

Melissa Bonny nunca se ha sentido culpable por expresar que su amor y enorme admiración por la música y los músicos van desde Kamelot, Nightwish, Within Temptation, Delain, Evanescence y Lacuna Coil hasta Britney Spears, Spice Girls, Rihanna, Pink, Dua Lipa, Shakira e incluso la música reggaetón. Es aquí en Abyss donde esos contrastes musicales se sienten en su espacio más seguro para eclipsar.

La misma insiste en que el álbum es uno conceptual que invita a que se aprecie en su totalidad más que como una mera selección de canciones. Desde ahí, los singles My Halo y Outer Space son el epítome de la melancolía del metal melódico, la intensidad del metal progresivo –el djent y la furia de los guturales en contraposición con el sonido moderno del pop que se aborda durante todo el LP. Sin embargo, Euphoria y Surrender son las que se transforman en una oda más elaborada al pop, Follow Me Down y The One You’ll Hold On To en esas instancias donde se liberan los colores progresivos y los guiños a VOLA o Spiritbox –más aún– a tope y Anthem for The Broken en un monólogo introspectivo.

Sin minimizar la labor y las creaciones que cada miembro dibuja en función de un trabajo colectivo y equitativo, no cabe duda que el alma de Melissa Bonny se proyecta en la dirección de la banda. Melissa es una mujer muy poderosa –en todo ámbito– que escribe sus propias reglas y tiene muy claro qué quiere hacer y cómo lo quiere hacer independiente al panorama que se presenta en el metal contemporáneo. Esta nueva fase que comienza con Abyss (en adición a su nuevo single en solitario Gravitate) no sólo impone un statement y clímax de que el pop si puede contener la energía del metal o viceversa, sino que también marca una especie de iniciativa de que crear coreografías o vestirse inspirada en exponentes de la música pop para un escenario metalero no tiene porqué ser incorrecto y mal juzgado.

Ella simplemente deja que su cuerpo fluya con las melodías. Su presencia es alucinante e inspiradora.

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Calificación: 8 / 10

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