
De la ópera al power metal: Brittney Slayes y el ascenso resiliente de Unleash The Archers
Entrevista por Gerardo Pérez G.
El backstage del mítico Hellraiser en Leipzig, Alemania, vibra con el eco metalero de guitarras afinándose, técnicos que van y vienen, y un público impaciente que empieza a llenar el recinto. Mientras los otros miembros de Unleash The Archers hacen la prueba de sonido, Brittney Slayes se toma un respiro. Sentada en un rincón con una botella de agua en mano y una sonrisa relajada, accede a conversar con nosotros. No es cualquier entrevista: hace casi ocho años, en este mismo lugar, tuvimos nuestra primera charla con la banda. Hoy, muchas giras, discos y transformaciones después, estamos de vuelta donde todo comenzó.
“La gira siempre es un momento especial,” nos dice Brittney. “Sí, te cansas, pero es como si tocar cada noche te recargara. Es algo que simplemente te llena.”
Un reencuentro europeo postergado
El regreso de Unleash The Archers a Europa no ha sido fácil. Tras el éxito de Abyss en 2020, la banda se vio atrapada en la incertidumbre de una pandemia que detuvo el mundo. “Teníamos toda la gira reprogramada para 2021,” recuerda Brittney, “pero Europa seguía siendo un caos… cierres de fronteras, promotores dudando. Era muy arriesgado.”
La solución no fue quedarse esperando: fue crear algo nuevo. “Dijimos, ‘¿por qué no empezamos el siguiente disco?’” Así nació Phantoma, una obra conceptual con la ambición de redimir los shows perdidos y avanzar hacia un nuevo capítulo. Entre tanto, la vida de Brittney también se transformaba. “Tuve una hija en ese tiempo. Eso también retrasó un poco el regreso.”
Dos discos en un solo show
El concierto que están por ofrecer en Hellraiser es más que una gira: es una celebración doble. El setlist está equilibrado entre Phantoma y Abyss, como si quisieran ofrecer al público dos espectáculos en uno. “Comenzamos con Phantoma, hacemos una pausa con el intro de Abyss, y regresamos para tocar esa parte que los fans no pudieron disfrutar en vivo. También metimos algunas canciones de Apex y Time Stands Still por ahí.”
La estructura del show refleja no solo un compromiso con su audiencia, sino también el enfoque teatral y narrativo que define a Unleash The Archers.
Del canto clásico al metal sin descanso
La voz de Brittney es una de las más reconocibles del power metal actual. ¿El secreto? Un pasado en la ópera. “Todo se trata de la base técnica,” explica. “Saber respirar, calentar bien, proteger tus cuerdas vocales. No importa si cantás ópera o metal, los principios son los mismos.”
El paso de lo lírico al metal no fue fácil. “Al principio me costó encontrar mi voz ‘metalera’. Tuve que experimentar con la colocación, el paladar, los resonadores… hasta que encontré el sonido que me representaba.”
Esa voz, hoy poderosa y afinada, es el resultado de años de disciplina y una búsqueda honesta por un estilo propio. “Escuchaba vocalistas que admiraba y pensaba, ¿cómo puedo incorporar eso en mi sonido? Así fui armando mi identidad vocal.”
Tres trabajos y un solo sueño
Aunque en el escenario Brittney proyecta fuerza absoluta, su realidad es más compleja. “Todavía tengo un trabajo de día,” admite. “La música no cubre todos los gastos, pero por suerte tengo alguien que me cubre durante esta gira.”
La maternidad ha añadido una nueva dimensión a su vida. “Ahora tengo tres trabajos: el de día, el de noche y ser mamá,” dice con una risa que mezcla amor y cansancio. “No quería renunciar a la música por ser madre. Muchas mujeres sienten que deben elegir. Yo decidí intentarlo todo.”
Y en esa lucha, su compañero de vida ha sido clave. “Mi esposo es fundamental. Él me aterriza. Yo vuelo con ideas locas, y él me recuerda lo que es posible. Somos un buen equipo.”
Ayreon y la hermandad musical
Entre sus logros recientes destaca su participación en Ayreon, el superproyecto de Arjen Lucassen. “Fue una de las experiencias más increíbles que he vivido,” afirma. “Era la nueva, todos los demás ya se conocían, pero me recibieron con cariño. Incluso los fans fueron muy comprensivos cuando anunciaron que yo haría las partes de Floor Jansen.”
La experiencia fue más que un concierto: fue una inmersión teatral y emocional. “Era como volver al teatro musical, pero con metal. Y después de cada show, nos veíamos en el bar del hotel, charlábamos, compartíamos. Se armó una camaradería muy bonita.”
El show de sus sueños… ¿y Latinoamérica?
Cuando se le pregunta cómo sería su concierto ideal si el presupuesto no fuese problema, Brittney sueña en grande. “Una pantalla LED enorme contando la historia de cada álbum, tocarlos completos durante un fin de semana temático. Todo muy teatral, como una ópera metalera.”
Y para cerrar, una pregunta inevitable: ¿cuándo vendrán a Latinoamérica? Su respuesta es honesta. “Siempre lo estamos considerando, pero toca elegir: Europa, Norteamérica, festivales… y el tiempo es limitado. Pero Latinoamérica está en lo más alto de mi lista. Tuvimos un show increíble en México hace años, y me encantaría volver.”
Una historia aún en marcha
Brittney Slayes es una artista en constante movimiento. Su vida es una coreografía entre escenarios, correos laborales, pañales, grabaciones, vuelos y sueños. Pero lo hace todo con pasión, entrega y autenticidad.
Y mientras el sonido de la prueba termina y el público empieza a corear su nombre, Brittney se levanta, se estira, respira hondo y sonríe. En minutos, el escenario será suyo. Y su voz —forjada en la disciplina y alimentada por el fuego del metal— está lista para conquistar otra noche en Leipzig.